La enfermedad, complejidad y psiquismo extenso

 

 El nuevo libro de César Merea avanza sobre su concepto de psiquismo extenso, como efecto de complejidad, opuesta al reduccionismo, y llega a las manifestaciones de la enfermedad. Ve al sujeto en una composición tripartita o trilógica: cerebro, mente y psiquismo, con diversos orígenes y distintas acciones, pero inextricablemente unidos en su funcionamiento. Descarta la dualidad mente-cuerpo y la común sinonimia que confunde mental con psíquico.

Esa complejidad lo lleva a establecer una teoría sobre el origen del psiquismo, considerado como una expresión de tiempo y energía que parte del Big Bang y llega, por diversas evoluciones, a su condición psicosexual. Desde ahí considera la complejidad del psicoanálisis, a través de sus conceptos, para rescatarlo de su posible reduccionismo en lo social y lo cultural.

Al igual que en sus otros libros, Merea dialoga aquí con la literatura, con otros autores y otras disciplinas, que lo llevan a una incursión ensayística sobre lo interdisciplinario. En este libro se actualiza la cuarta tópica psíquica, y se anticipa que la cibercultura podría llegar a producir cambios psíquicos que será preciso abordar.

Toda la “psicopatología”, nombre que se apresura a cuestionar, y la enfermedad, son vistas por él a través de tres ejes de definición: la situación del sujeto en la espacialidad y la temporalidad, la consideración del “otro” y su procesamiento de las diferencias estructurantes: yo-no yo, sexual y vida-muerte. Finalmente presenta una concepción del narcisismo en la fundación del sujeto.

LA ENFERMEDAD, COMPLEJIDAD Y PSIQUISMO EXTENSO
Lugar Editorial, Buenos Aires, 2021.
172 páginas; 23 x 16cm.
ISBN: 978-950-892-682-1


ÍNDICE

Nota para la presente edición (LEER)

Introducción (LEER)

Capítulo 1

Breves consideraciones introductorias sobre la complejidad

Capítulo 2

Complejidad y psiquismo

Capítulo 3

El psicoanálisis y la complejidad

Capítulo 4

El concepto de psiquismo extenso o cuarta tópica

Capítulo 5

Complejidad y psicopatología

Capítulo 6

Transformaciones en metapsicología

Capítulo 7

El narcisismo, lugar común

Epílogo (LEER)

 

NOTA PARA LA PRESENTE EDICIÓN

Esta compilación contiene un grupo de trabajos no reunidos antes en un libro. Su ilación principal gira alrededor de la idea de un psiquismo extenso y sobre el origen de ese psiquismo en el tiempo-espacio que arranca del Big Bang y sus manifestaciones en la enfermedad.

Cuatro de ellos, muy aumentados ahora, fueron publicados inicialmente en Viaje a la complejidad, enciclopedia dirigida por Nicolás Caparrós y Rafael Cruz Roche, a quienes agradezco su autorización para utilizarlos, continuándolos y extendiéndolos así, por este medio.

Esos artículos me fueron solicitados en 2011, y los redacté en medio de la realización de mi libro La transformación del psicoa­nálisis, publicado en 2013, por lo cual quedaron influidos por lo que estaba escribiendo, así como a su vez influyeron en lo que continué haciendo después.

Tres son las razones que me llevan ahora a querer ampliar y poner por separado aquellos textos, además de la necesidad de seguir pensando dentro de la escritura, después de que publi­qué, más tarde, en edición de autor, El narcisismo, lugar común, en 2017.

En primer lugar, Viaje a la complejidad es un libro donde intervienen un gran número de materias, autores y disciplinas (1). Por ello, tal vez resulte más accesible en centros de estudio o bibliotecas académicas que para lectores generales. Siendo así su distribución en nuestro medio más reducida, me ha resultado necesario, y me ha parecido conveniente, una publicación más unitaria de mis textos.

El segundo motivo es que habiendo escrito esos trabajos ade­cuándolos al formato editorial mencionado, la condensación del lenguaje impuesta por la medida de una entrada, si bien amplia, hubiera podido hacer que quedaran resumidos algunos puntos de los mismos. Eso me impulsa ahora a pensar más y darles aire, una mayor expansión.

Por último, el ensayo sobre psicopatología era un escrito que tenía desde mucho antes, y presentarlo en la enciclopedia me impidió desarrollarlo más, cosa que, al decir de algunas personas que lo leyeron, parecía merecer. Los otros dos trabajos que com­ponen este volumen son de realización más reciente, y en cada caso se menciona su procedencia.

(1) La misma comprende cuatro volúmenes publicados por Biblioteca Nueva y Edi­torial Siglo XXI de España entre 2012 y 2013.


INTRODUCCIÓN

¿Qué van a encontrar las lectoras y los lectores en este libro, además de lo que su propio pensamiento o sus ocurrencias pon­gan en él?

Me gustaría anticiparles algo a esos desconocidos, a los que frecuentemente Dostoievski apelaba, en medio de sus textos, lla­mándolos “mi querido lector”. Y de ese modo incentivar su lec­tura. Lectura que solicita unos tiempos en los cuales –según se sabe, o se dice– cada vez se lee menos.

Pero este prefacio no será una síntesis, lo cual iría contra mi propósito, pues tal resumen sería una manera de acortar dicha lectura y eludir el uso del tiempo (del cual hablaré especialmente en el Capítulo 2).

Será solo una lista escueta de aquellos temas que contiene cada capítulo, y que a mi manera de ver pueden agregar visiones nuevas y justificar su lectura.

El Capítulo 1 plantea una mirada particular sobre la comple­jidad, especialmente en relación con su opuesto, el reduccio­nismo. La nota final del mismo es fundamental para entender todo lo que sigue: la concepción del sujeto como un ente tripar­tito compuesto por cerebro, mente y psiquismo, inseparables entre sí, pero rompiendo la sinonimia habitual entre mente y psiquismo.

En el segundo Capítulo me dedico a fundamentar como apa­rece el psiquismo y su origen en el Big Bang. Creo que es una mirada personal, y quizá original, aunque la originalidad sea prácticamente imposible. Si uno rastrea en la inconmensurable (de nuevo el tiempo) bibliografía (no me refiero solo a la de la especialidad, por supuesto), tal vez siempre puede encontrar a alguien que ha dicho lo que nosotros decimos, o pensado lo que pensamos, aunque sea de otra manera.

En el tercer Capítulo presento los principales conceptos del psicoanálisis vistos desde la perspectiva de la díada complejidad/ reduccionismo.

Como todas mis conceptualizaciones se basan o tratan de basarse en el concepto de psiquismo extenso, en el Capítulo 4 hago una presentación del mismo mostrando un pequeño reco­rrido sobre su producción, y luego sus características generales, desglosando y separando sus fundamentos teóricos.

Esto último lo dejo para el Capítulo 6, que es su versión más reciente y elaborada. Quizá la más académica también, pero, aun así, escrita con criterio de comprensión para psicoanalistas a quienes se les despliega un concepto diferente al más usual, y destinado a una publicación latinoamericana y a un grupo más numeroso de lectores.

Sobre todas esas bases en el Capítulo 5 examino las enferme­dades psíquicas, dejando en parte de lado los criterios de la psi­copatología (incluso psicoanalítica) tradicional. Trato de mostrar cómo se presentan los siguientes tres ejes de comprensión en cada una de esas entidades: el eje del tiempo-espacio, el eje de la consideración o no del semejante, y el eje de la aceptación o no de las diferencias estructurantes del sujeto, es decir, la diferencia yo-no yo, la diferencia de sexos y la diferencia vida-muerte. Lo hago también desde la perspectiva de la oposición complejidad / reduccionismo y sin crear un nuevo tipo de clasificación.

Por último, en el Capítulo 7, incluyo el tema del narcisismo, tal como lo escribí para mi libro anterior, que tiene el mismo título que este capítulo, El narcisismo, lugar común, pero del cual hice una edición de autor muy limitada.

Ese capítulo es uno de los dos especialmente escritos para dicho libro (el otro lo constituyen unas apostillas sobre mi libro anterior), pues el resto del mismo es una compilación de traba­jos sobre muy diversos temas, incluso periodísticos, realizados entre 1991 y 2017.

También en este capítulo sobre narcisismo trato de presentar una mirada teórica personal sobre el mismo y una exposición del mismo actuando en los campos biológicos, mentales y sociales, psíquicos y culturales, y políticos y económicos.

El lector puede encontrar a lo largo del libro algunas reitera­ciones. O quizá, mejor dicho, distintos énfasis o matices sobre los mismos conceptos. Ello se debe, probablemente, a que algu­nos textos provienen de diversos contextos. Por ejemplo, entre el tratamiento de las teorías tópicas en el Capítulo 3 y el Capítulo 6. A pesar de que toda la redacción ha sido revisada, he preferido mantener esas vueltas por tratarse de ideas no habituales, a las que puede no venirles mal una cierta insistencia. Con las debi­das disculpas a mis lectoras y lectores.

«Esquema sinóptico de la 1ª a la 4ª tópicas psíquicas, página 145 del Capítulo 6.»

EPÍLOGO

Después de haberlo escrito, volví hacia atrás en este epílogo para recomenzarlo, facilidad que, dicho sea de paso, da la com­putadora, pues percibí que no era un cierre, como su nombre lo indicaría, sino una apertura a incógnitas sobre el futuro, que se me presentan a mí, pero que supongo que lo son también para la cultura.

Así como postulo la existencia de un psiquismo extenso, podría preguntarme: ¿existe un cerebro “extenso” o “extendido” y una mente “extensa” o “extendida”? Por supuesto que sí. Todo lo que el hombre ha logrado en materia de trabajo, desde la palanca o la rueda, son extensiones, desde funciones y acciones cerebrales, al servicio de la mente.

Nuestro cuerpo (que es lo mismo que decir nuestro cerebro, puesto que no lo lograría sin su dirección) está lleno de prótesis que lo “extienden” en el tiempo-espacio, desde vulgares anteojos y audífonos, partes de cuerpo, medicamentos mil, marcapasos y estents, etcétera, etcétera. Aparte de todos los artefactos mecá­nicos que nos asisten.

Lo que me recuerda los desarrollos de Roger Bartra sobre la consciencia y el exocerebro (2006. Antropología del cerebro. España. Pretextos). Sin contar los miembros artificiales de todo tipo, incluso sexuales, adornos y artificios cosméticos desti­nados a mostrar un semblante, u ocultar una falta de belleza, o resaltarla, en el amplio sentido que la palabra falta tiene en psicoanálisis.

Y pronto estará el cerebro mismo intervenido con aditamen­tos tecnológicos. Si eso puede ocurrir, ocurrirá, sin que nadie se detenga a pensar en las consecuencias. (Buenas o malas o ino­cuas, no me refiero a su cualidad, sino al hecho de ser realizadas.)

¿Y una mente extensa? Andy Clark y David Chalmers así lo plantean en su libro La mente extendida (2011. España. KRK ediciones). Pero ellos lo hacen desde una perspectiva limitada al cognitivismo. Y el lector debe recordar que yo diferencio total­mente los orígenes y características del cerebro, la mente y el psiquismo, sobre la base del psicoanálisis, aunque no puedan ser separados en su acción, la acción humana.

Me he preguntado por la existencia de un cerebro extenso y de una mente extensa. Sería una contradicción que me pregun­tara por la existencia de un psiquismo extenso, puesto que es lo que estoy constantemente tratando de fundamentar, pero ¿no habrá un psiquismo extenso más allá del que un psicoanalista puede presentar?

Es posible que la cibercultura, que es extensa, tenga mucho para decir en esa dirección. Alessandro Baricco (2019, The game. Buenos Aires. Anagrama.) parece ampliar esta apuesta en su manera de ver la tecnología.

Él invierte incluso la secuencia en la que estamos acostum­brados a pensar, en el sentido del efecto que la tecnología tiene sobre el hombre, y asegura, por el contrario, que es una revolu­ción mental la que ha producido una revolución digital. Hecha la salvedad de que utiliza el término mental como sinónimo de psíquico, afirma que todas las manifestaciones del mundo digi­tal del hombre “son extensiones de su yo”.

Si mi querido lector, al que he acudido en el prólogo, ha leído este libro, sabe cuál es el punto más alto y el más bajo del psi­quismo. La intersubjetividad humana no es solo producto del cerebro y la mente aunque se apoye obligatoriamente en ellos –lo que le aporta sus aspectos más difíciles y quizá negativos–, sino los mundos imaginarios y simbólicos que ella crea con su psiquismo en su camino a lo real. Allí está su punto más alto. En su pasaje a la interobjetividad. A una verdad, elaborada entre todos, por provisoria que sea.

Algo que en ocasiones personales o singulares puede suceder y sucede, pero que en lo social resulta tan difícil. Y a veces parece que imposible en el género humano. De donde deduzco que un psiquismo extenso es, probablemente, un estado superior a conseguir, a desarrollar. Sin tener garantías al respecto. Pero me resulta fascinante pensar que habrá quienes podrán seguir avan­zando hacia allí.