El psiquismo extenso (PE) es una conceptualización de la vida psíquica humana que considera lo psíquico como algo que transcurre “entre” los sujetos. El psiquismo ya no es más considerado como un “aparato psíquico”, sino como un modo de manifestación interhumano. La concepción extensa mantiene las características relativas a los “sistemas” de funcionamiento del psiquismo (consciente, preconsciente e inconsciente) y también a las “instancias” que lo componen (yo, ello y super yo). Pero agrega otras, según se verá. El PE no es un adjetivo que lo califica como si fuera “otro tipo” de psiquismo, sino que lo sustantiva en su condición relacional.
La raíz de estas ideas puede encontrarse, en primer lugar, en Sigmund Freud. Ya en este autor, tanto en su concepción temprana sobre el complejo de Edipo, como promediando su obra, después de la segunda tópica, y en sus trabajos sobre la sociedad y la cultura, pueden encontrarse elementos que suponen una tercera tópica, que algunos autores han tratado.
Pero también los orígenes del concepto pueden hallarse en el fondo conceptual de la producción teórica y clínica de la Asociación Psicoanalítica Argentina, que desde sus inicios mismos se ocupó de todas las manifestaciones del psiquismo, creando un caldo de cultivo imprescindible para la consideración de la intersubjetividad. A partir de la cual diversos autores fueron avanzando en sus ideas.
El PE considera otras formas de su funcionamiento a las que le otorga la condición de instancias: el carácter escindido del yo en diversas “personas psíquicas”, producto de diversos grupos de identificaciones (yo heterónimo, siguiendo una nomenclatura inspirada en el poeta portugués Fernando Pessoa); la realidad externa como tal, más que en su solo estado representacional; y el ideal, proveniente de la represión del complejo de Edipo (“condición de su represión”) y diferente por lo tanto del ideal del yo y del superyó. Esto ya supone, como se dijo, una tercera tópica. (Este último concepto ha sido mencionado, pero no profundizado, por algunos autores. Pero se pueden encontrar ampliaciones en mis trabajos citados en la bibliografía y en los desarrollos de R. Zukerfeld, para los que remito a la entrada correspondiente en este mismo Diccionario.)
Pero la visión extensa del psiquismo intersubjetivo permite considerar que tanto el otro-semejante, como el papel trans generacional del Complejo de Edipo, y el carácter material del espacio-tiempo, constituyen instancias del mismo, pues forman parte necesaria, y como tales, de su “modalidad” de funcionamiento imprescriptible, tanto en el plano imaginario, como simbólico, como real. Estas inclusiones significan una cuarta tópica psíquica.
La condición extensa cuestiona conceptos como la teoría de la representación (que se añade a una larga tradición crítica sobre este concepto en el plano filosófico o cognoscitivo); pone énfasis en la re – presentificación permanente de los objetos. Trae cambios en la concepción de la memoria y la historia, que se consideran también como un “entre” del psiquismo en su condición social y cultural. Al igual que la historia y la memoria se privilegia en un psicoanálisis personal. En el PE, el modo de inclusión del psiquismo heterónimo del “uno” y el psiquismo heterónimo del “otro” cambia la noción de individualidad, que queda relegada al plano biológico. Los nexos entre las personas se ven como “relaciones” y no como vínculos, y requieren una noción de “interobjetividad”. Esta última situación implica una actividad de articulación de subjetividades para superar los siempre inevitables conflictos intersubjetivos.
El PE, como toda definición de psiquismo en psicoanálisis requiere, como requisito epistemológico ser expresada en términos teóricos metapsicológicos. Eso se define desde tres puntos de vista: tópico, dinámico y económico.
En una tercera tópica, que surge después de las dos primeras tópicas freudianas, los cambios expuestos (escisión del yo, ideal y papel de la realidad exterior), constituyen el punto de vista tópico, propio de esta tópica. Es decir, las nuevas instancias que se incorporan conceptualmente, como partes del psiquismo.
Esto implica un desplazamiento del énfasis del conflicto entre instancias hacia un conflicto dentro del yo, intra yoico. Por lo tanto el punto de vista dinámico de la tercera tópica, se refiere a las convergencias y divergencias entre el yo heterónimo de cada sujeto y el yo heterónimo de los otros.
El conflicto con la realidad en esta tópica se refiere a las incongruencias que surgen en las relaciones reales, y con la realidad, debidas tanto a la escisión del yo–sujeto psíquico, como a las que se presentan en el campo de la realidad misma (por ejemplo, las divisiones que fragmentan a la sociedad y a la cultura).
Los distintos afectos que se producen en estos intercambios y entrecruzamientos de relaciones, definen el punto de vista económico de la tercera tópica. La noción de carga / descarga ya no da cuenta de las relaciones libidinales o agresivas del sujeto.
La metapsicología del Psiquismo Extenso, implica construir una cuarta tópica. El punto de vista tópico se extiende necesariamente a la relación con el otro semejante, objeto privilegiado y excluyente de las relaciones del sujeto. Pero también las que también provienen del mundo social, e histórico–político–económico, y cultural.
En cuanto al punto de vista dinámico, su centro es el conflicto intersubjetivo entre unos yoes heterónimos y los otros, teniendo en cuenta la existencia de semejantes que son simultáneamente iguales y diferentes, y que se ubican en todos los posicionamientos entre estas “instancias”. (“Modelo”, “objeto”, “auxiliar” o “enemigo”.)
Y el punto de vista económico pasa a referirse al atravesamiento del sujeto por la energía del tiempo-espacio. El cuerpo no se ve solamente como realidad externa para el sujeto, sino como lugar de circulación entre energías internas y externas. Por lo tanto, en este ámbito conceptual, lo que llamamos psicosomático muestra en su funcionamiento el carácter de un paradigma universal, y no el de un tipo particular o especial de patología.
De hecho, en esta tópica, el psiquismo se considera como un producto alejado, pero originado en el Big Bang (considerándola como la teoría más plausible de que disponemos sobre el origen del universo.) Es decir: no como una función o un “aparato” que observa el mundo, sino como una energía, un tiempo-espacio que tiene la impronta de ese origen.
Otra consecuencia de esta perspectiva extensa, es la diferenciación de tres campos en los cuales el sujeto se manifiesta: el cerebro, la mente y la psiquis. Aunque esos campos tienen diverso origen, se manifiestan en forma absolutamente inseparable en cualquier acción:
El cerebro es el lugar físico sine qua non, que da base al funcionamiento de la mente y del psiquismo. Producto de la diferenciación de la materia, se remonta evolutivamente al Big Bang (teoría sobre el origen de la materia en el tiempo). La mente se concibe como una reaccionalidad entre el sujeto y el medio que lo rodea, ya sea para adaptarse a él o para acomodar el medio a sus necesidades, tanto en el sentido de medio ambiente físico, como biológico o social-cultural. El psiquismo es el resultado de la constitución del sujeto humano, con un lenguaje, en el mundo intersubjetivo, de reproducción sexual, que expresa su fondo pulsional; es por lo tanto psicosexual.
Los afectos son derivados de la energía original operando en el cuerpo, y se cruzan permanentemente con los sentimientos que derivan de las relaciones entre sujetos. Situación conflictiva hipercompleja, que crea escisiones entre el lenguaje, el pensamiento y la acción. El psiquismo, muy en particular, es la sede del sentimiento de culpa, ligado siempre a la imposibilidad de cumplir con el ideal.
De hecho, puede considerarse que el PE implica un estado de mayor hiperestesia e hiper consciencia o hipermnesia en su estar en el mundo, a diferencia del estado evitativo que el yo convencional – que podríamos llamar “oficial”, y que se considera a sí mismo como no escindido – utiliza como defensa.
Toda la trama relacional intersubjetiva está exacerbada en el presente por la tecnología. Los cambios psíquicos a que esas modalidades de relación, si existiesen, podrían dar lugar, en el futuro, a la descripción de una quinta tópica de funcionamiento modal, que se una, sin desplazarlas, a las otras tópicas psíquicas descubiertas por el psicoanálisis.
Referencias:
Merea, E. C. (1994). La extensión del psicoanálisis. Buenos Aires, Paidos.
Merea, E. C. (2013a) La transformación del psicoanálisis. Historia natural del psiquismo del Big Bang a la culpa. Buenos Aires, Fondo de cultura económica.
Merea, E.C. (2013b) Viaje a la complejidad. (Comp.: Nicolás Caparros y Rafael Cruz Roche) Cuatro artículos de esa Enciclopedia. Madrid, Biblioteca Nueva y Siglo XXI editores. 2012-2013 Volúmenes 3 y 4.
Merea, E.C. (2018) Transformaciones en metapsicología. Publicación del Comité de Publicaciones (APA) y Pensamiento Psicoanalítico Latinoamericano (FEPAL). Buenos Aires
Zukerfeld, R. y Zonis de Zukerfeld, R. (2016) Procesos terciarios: de la vulnerabilidad a la resiliencia. Buenos Aires. Lugar Editorial,
CONCEPTOS: Psiquismo extenso o 4ª tópica psíquica. (son sinónimos) En el título deberían estar los dos.
ENTRADA: Psiquismo extenso
PALABRAS CLAVE. Extensión. Yo heterónimo. 3ª tópica. 4ª tópica. Trilogía cerebro, mente, psiquismo.